Almawin empezó a producir detergentes y productos de limpieza sostenibles a principios de los años 90. La idea de utilizar materias primas naturales para fabricar productos respetuosos con la piel era una idea muy avanzada para su tiempo. En aquel momento, y por desgracia, todavía hoy, se utilizaban a menudo ingredientes cuestionables y perjudiciales para el medio ambiente.
Hasta el día de hoy, las exigencias a los productos son combinar un rendimiento de limpieza óptimo, una muy buena tolerancia a la piel y la mejor calidad ecológica.